A principios del siglo XX las funciones de cárcel de Zaragoza las cubría el antiguo palacio de los Villahermosa situado en la calle Predicadores. Esta cárcel con capacidad para albergar a unos 140 reclusos se fue quedando pequeña a medida que la población penitenciaria crecía como consecuencia de la crisis económica de la segunda década del siglo XX, de la radicalización de los conflictos sociales y del aumento de la delincuencia común.
En 1925 el Gobierno de Primo Rivera aprueba diferentes proyectos para la reforma o construcción de prisiones en varias localidades y entre ellas Zaragoza. El lugar elegido para la nueva prisión fue el barrio de Torrero, comenzando las obras en agosto de 1926 siguiendo el proyecto realizado por el arquitecto Manuel Sainz Vicuña inspirado en la prisión Modelo de Barcelona.
La prisión fue inaugurada por el general Primo de Rivera el 5 de octubre de 1928, acompañado de los ministros de Gobernación y Justicia. Ese mismo día inaugurarán la Academia General Militar de Zaragoza. El día 13 de octubre llegarán los primeros 96 reclusos, provenientes de la cárcel de Predicadores.
Según establecía el Reglamento de Prisiones de 1928, las prisiones provinciales eran las enclavadas en las capitales de provincia y que se utilizaban principalmente para la permanencia de detenidos y procesados, durante la tramitación del sumario y hasta que se celebrase el juicio oral, al propio tiempo que en ellas se cumplían penas de prisión y reclusión. Por su parte el Reglamento orgánico de los servicios de Prisiones de 1930 señalaba a la Prisión Provincial de Zaragoza como una de las autorizadas para el cumplimiento de las penas de reclusión de hasta un año y de prisión de hasta dos inclusive por los sentenciados de las provincias de Zaragoza, Huesca, Logroño y Soria.
La Prisión Provincial de Zaragoza fue un espacio represivo donde se recluyó a todo aquel que no respetara el orden establecido. Durante la Dictadura de Primero de Rivera y la II República, la cárcel fue utilizada como un instrumento útil para encerrar tanto a los ladrones, asesinos, proxenetas, explotadores de niños y mujeres, estafadores… como a revoltosos, revolucionarios o a los alteradores sociales. Sin embargo con la llegada de la Guerra Civil y el franquismo la prisión de Torrero fue empleada además como un instrumento represivo ejemplar que, junto con los centenares de fusilamientos llevados a cabo por las fuerzas sublevadas, tuvo como objetivo principal desmembrar cualquier tipo de reacción obrera y acabar con los desafectos al "Movimiento Nacional". Es decir, los sublevados convirtieron la cárcel en un recinto de purga, represión y clasificación que tenía como finalidad depurar la sociedad española.
La Prisión Provincial de Zaragoza en Torrero funcionará hasta el año 2001. Mediante orden de 1 de junio de 2001 se crea en el término municipal de Zuera un nuevo establecimiento, con la denominación de ́Centro Penitenciario de Zaragoza que asumirá las actividades, prestaciones y servicios de los antiguos establecimientos de Huesca y Zaragoza.
Documentación de la Prisión Provincial de Zaragoza (1936-1978) en Dara