Las prisiones provinciales se establecen mediante Real Decreto de 5 de mayo de 1913, teniendo tal consideración las cárceles enclavadas en las capitales de provincia destinadas a prisión preventiva durante la substanciación de los sumarios, al cumplimiento de penas de arresto mayor de individuos que no sean militares, así como de prisión de Audiencia recluyendo a las personas una vez terminado el sumario hasta que eran puestas en libertad, absueltas o condenadas. Estas prisiones asi mismo se destinarían, siempre que tuvieran capacidad, al cumplimiento de las penas de prisión correccional impuestas por las autoridades correspondientes o por un Consejo de Guerra de la misma provincia.
Atendiendo a sus condiciones y número de reclusos que albergaban, las prisiones provinciales se distribuyeron en diferentes categorías, quedando incluida la prisión provincial de Huesca en la de tercera categoría, es decir que en sus muros podían cumplir condena 150 penados. En el año 1926 se reconoce que la prisión provincial de Huesca reúne las condiciones para el cumplimiento de las pena de prisión correccional que no excedan de dos años de duración.
La primera sede de la Prisión Provincial fue la de la cárcel de Partido a la que sustituyo con el Real Decreto de 1913. Enclavada en la plaza de San Victorián (actualmente Concepción Arenal) ocupaba el antiguo edificio del convento de Carmelitas Descalzos que, tras incorporarse al Estado en la desamortización de Mendizábal, fue adaptado para uso penitenciario entre 1861 y 1864 a partir de un proyecto de José Secall.
En el año 1943 se aprueba la construcción de una nueva prisión provincial en Huesca. Las obras comenzarán ese mismo año y fueron llevadas a cabo por los propios penados, bajo la dirección de los arquitectos de la Dirección General de Prisiones Manuel Sainz de Vicuña y Luis de la Peña. El edificio constará de tres plantas en las que se distribuían el pabellón de la administración, el cuerpo de guardia, el pabellón de las religiosas y las viviendas de los funcionarios. Tendrá una capacidad para 231 reclusos (21 mujeres y 210 hombres). La finalización de la obra se demoró en el tiempo, no pudiéndose inaugurar hasta el año 1955.
La prisión provincial de Huesca será clasificado como un "establecimiento especial" por lo que debería prevalecer su carácter asistencial. Su especialidad será la de un centro psiquiátrico para el tratamiento de psicópatas. En el año 1983 un informe de la Asociación Pro Derechos Humanos, que realizó una visita a la prisión tras las denuncias recibidas de sus internos, puso de manifiesto las deficiencias que sufrían sus 103 reclusos. A partir de esa fecha la Dirección General de Instituciones Penitenciarias decidió que la cárcel de Huesca no continuase con el tratamiento de presos psicópatas.
La Prisión Provincial de Huesca funcionará hasta el año 2001. Mediante orden de 1 de junio de 2001 se crea en el término municipal de Zuera un nuevo establecimiento, con la denominación de ́Centro Penitenciario de Zaragoza que asumirá la actividad, prestaciones y servicios de los antiguos establecimientos de Huesca y Zaragoza.
Documentación de la Prisión Provincial de Huesca (1936-1978) en Dara