En el año 1934 para confinar a los numeros presos de la represión del movimiento revolucionario de octubre de 1934 se habilitó un pabellón en el Cuartel de Santocildes de Astorga (León).
Con la guerra civil, la concentración presos por razones políticas o de orden público generó a un grave problema de intendencia en la provincia de León, habida cuenta el estado rudimentario que presentaban sus cárceles en el instante del levantamiento armado. No existían recintos apropiados para albergar presos de forma continuada en los cuarteles de la Guardia Civil, ni tampoco en los depósitos municipales; y otro tanto ocurría con los locales de los juzgados de las cabeceras judiciales, cuya superficie resultaba también insuficiente. En consecuencia, esta necesidad sobrevenida propició que un número considerable de detenidos políticos y sospechosos fueran trasladados al cuartel de Santocildes que de este modo se convirtió en Prisión Central, cobijando varios cientos de prisioneros en sus dependencias, cuyo número se fue progresivamente incrementando de modo que a comienzos de 1942 unos 2600 presos cumplian condenan en sus muros.
En la Prisión Central de Astorga funcionó un batallón disciplinario de trabajadores e incluso una prisión transitoria de carácter complementario sita en la carretera de Pandorado, hospedando otro contingente de republicanos.
A fecha 1 de enero de 1943, la Prisión Central de Astorga albergaba aún 293 reclusos políticos; de los cuales, sesenta y nueve estaban condenados a reclusión perpetua o mayor, ciento noventa y cuatro a reclusión temporal superior a 12 años, y dos penados, a 6 años de prisión como máximo. No obstante, en julio de ese mismo año, la Prisión Central dejaría de funcionar definitivamente.
Documentación de la Prisión Central de Astorga (León) en DARA