Se conoce la existencia de la población desde 1138 y desde el siglo siguiente fue pasando ya por compra ya por herencia por numerosos dueños. Entre estos, desde 1348 a 1382 los Cornel de Alfajarín. Los restos de este castillo-palacio están situados en la plaza Mayor, al lado de la iglesia parroquial. Únicamente se conserva un pabellón de planta rectangular formado por grandes bloques de piedra yesosa, con inserciones de ladrillo macizo, que conforman unos paredones de gran espesor. Posee unas dimensiones aproximadas a los 6 por 4 metros de lado y 4 de altura, siendo su conservación muy deficiente. En la cara principal, que mira a la plaza, se abre un gran arco de medio punto de ladrillo que serviría de entrada, mientras que en el lado opuesto existen los restos de otro similar. La construcción estaba presidida desde uno de los lados menores por una torre de mampostería, también rectangular, de la que resta un ancho paredón. El conjunto ha sido consolidado recientemente, dándole la función de parque con vistas al cercano río Ebro.