Continuamos con las novedades del otoño en el portal web de SIPCA, cuyos objetivos son solucionar lagunas en nuestros catálogos y seguir mejorando de forma permanente la información ofrecida a través del portal.Y en esta ocasión hemos incorporado a n...
Se trata de una iglesia construida en el siglo XVIII sobre una construcción anterior del siglo XVI de estilo gótico tardío, tal vez inacabada, de la que sólo se conservan la torre y la capilla situada en su piso inferior.
Es un edificio de planta rectangular irregular, pues por los laterales sobresalen de ella la torre del siglo XVI, la capilla barroca y la sacristía, que está adosada al ábside; la cabecera, recta, está orientada hacia el este. Su fábrica es de buena sillería.
La entrada a la iglesia, situada en el lado de la Epístola,está precedida por un pórtico abierto por tres arcos de medio punto, mayor el frontal, construidos en ladrillo, pero asentados sobre un pequeño banco de piedra sillar. Flanquean el arco central sendas pilastras de ladrillo adosadas. Su espacio interior estuvo cubierto por bóveda de lunetos.
La portada, en arco adintelado decorado con molduras, está flanqueada por pilastras resaltadas cuyos frentes se encuentran decorados por guirnaldas en relieve que las recorren verticalmente. Sostienen un sobrio entablamente sobre el que se dispone un segundo cuerpo en el que se abren tres hornacinas. En la central, flanqueada por volutas en relieves, hay una escultura de san Esteban, titular de la parroquial, mientras las laterales cobijan a san Pedro y a san Pablo.
El interior de la iglesia presenta una única nave, con capillas laterales comunicadas entre sí, crucero no acusado en planta y cabecera recta. Tanto el ábside y la nave están cubiertos con bóvedas de cañón con lnetos, mientras las capillas lo hace con bóvedas de arista. El crucero, más elevado, presenta bóveda baída y sus brazos, cuyas embocaduras en arco de medio punto tienen también mayor altura que las de las restantes capillas, presentan bóvedas de cañón con lunetos.
En el lado de la Epístola, y como prolongación de uno de los brazos del crucero, se encuentra la capilla de San Demetrio. Es una capilla barroca de planta cuadrada que presenta una antecámara o antecapilla decorada con dos movidos grupos escultóricos de bulto redondo en yeso policromado que muestran las imágenes de Santiago y de san Jorge. La capilla propiamente dicha se encuentra separada de ella por una sencilla reja: a ambos lados destacan sendos relieves realizados en yeso, de mayor tamaño que los anteriores, con escenas de la vida de san Demetrio y de la traslación de sus reliquias. La capilla está cubierta con una cúpula gallonada decorada con pinturas que apoya en una cornisa muy quebrada; en las pechinas se han conservado tres de los cuatro bustos de los Evangelistas realizados en yeso. En el centro de la cúpula hay un plafón pintado con el tema de la Santísima Trinidad. Al exterior, la cúpula presenta un cimborrio octogonal de ladrillo.
Posee coro elevado a los pies con frente en arco rebajado.
La torre está adosada por el lado del Evangelio, a la altura del segundo tramo de la nave. Se accede a ella desde el interior del templo a través de una escalera de caracol alojada en la caja de escaleras que configura un cubo yuxtapuesto a la propia torre. La caja de escaleras está cubierta con una bóveda de horno, en cuya clave aparece la fecha de 1557.
De planta cuadrada y construida en piedra sillar, presenta tres cuerpos al exterior, el último de los cuales presenta sendas parejas de vanos de medio punto para campanas. La remata un cuerpo octogonal de menor anchura, rodeado por esbeltos pináculos, coronado por un tejado piramidal.
La planta baja de la torre fue originalmente una capilla. Es un espacio cuadrangular, con decoración de pinturas al fresco, cubierto con una bóveda de crucería estrellada de complejo diseño a base de terceletes y combados.
Las magníficas obras iniciales del maestro francés Juan de Marca lo convertirán en uno de los principales artífices de la recuperación del mudéjar en la segunda mitad del siglo XVII y uno de los más reputados arquitectos del momento, granjeándole encargos tanto en Zaragoza como en otras iglesias de la provincia, que decorará con yeserías mudéjares. Sin embargo, por aquellas fechas, su obra dará un giro sorprendente en los trabajos que realizará para el conde de Morata, como el palacio de Morata de Jalón o el innovador diseño urbanístico de Chodes, en los que adoptará magistralmente los nuevos lenguajes del barroco civil italiano, implantando un nuevo estilo que se extenderá pronto a otros lugares, como Villafranca de Ebro.
Jesús Vázquez ObradorSabiñánigo, Comarca del Alto Gállego, 2002