Se han introducido en las bases de datos del SIPCA, y se encuentran consultables en esta web, las fichas correspondientes a las dos primeras fases del Inventario de cruces de término y peirones de Aragón, que desde 2007 están realizando Rafael Margalé e Irene Taulés para la Dirección General de Patrimonio Cultural. Hasta el momento se han inventariado aproximadamente 800 de estas singulares construcciones, correspondientes a la provincia de Zaragoza y parte de la de Huesca (comarcas de Hoya de Huesca, Jacetania, Alto Gállego, Monegros, Bajo Cinca y Cinca Medio). La información sobre el resto del territorio aragonés se completará en un futuro inmediato.Incluidas en la categoría de Bienes de Interés Cultural por declaración genérica de la Ley 3/1999 de Patrimonio Cultural Aragonés, las cruces de término han sido un elemento crucial en la configuración histórica de nuestro paisaje. Estas grandes cruces de piedra se han elevado tradicionalmente en caminos y encrucijadas en los alrededores de los pueblos, así como en las plazas. Muchas se utilizan todavía para realizar desde su emplazamiento la bendición de términos en la festividad de la Santa Cruz, el 3 de mayo.Los peirones, pilones o pilarets (como se denominan en las diversas zonas) cumplen una función parecida. Son pilares generalmente cuadrados, de piedra o ladrillo, en cuya parte superior se abre una hornacina que cobija la imagen de un santo.
Presentes en casi todos los pueblos de la geografía aragonesa, las cruces de término y los peirones testimonian una práctica religiosa y simbólica que se ha mantenido ininterrumpidamente desde la Baja Edad Media (las cruces góticas de Torrelabad y La Puebla de Roda, ambas en la comarca oscense de la Ribagorza, posiblemente las más antiguas de Aragón) hasta la actualidad. El inventario de Margalé y Taulés incluye otros elementos religiosos singulares, como vía crucis y calvarios, humilladeros y mojones.