La ermita de Santa Ana es un edificio construido con sillería y sillarejo, de planta rectangular con nave única y cabecera plana orientada al este.

La puerta de entrada se encuentra en el muro sur, en el segundo tramo de la Epístola, y se abre en arco de medio punto de dovelas lisas con la línea de impostas en resalte. Las fachadas laterales se refuerzan con tres contrafuertes de piedra sillar que no alcanzan la altura del alero. La cabecera se corona al exterior con una espadaña reconstruida totalmente en el año 2007. La iluminación interior se realiza mediante dos pequeños vanos rectangulares abiertos en el muro meridional y otro a los pies del templo. La nave se cubre con tejado de teja árabe a doble vertiente.

En el interior de la ermita la nave se divide en cuatro tramos separados por tres arcos diafragma apuntados de piedra sillar que arrancan desde el banco corrido de piedra que recorre el perímetro del templo. Estos arcos sostienen una cubierta de maderos transversales a dos aguas de reciente construcción.